Y es que con la llegada del iOS 4.0 hemos visto que, como por arte de magia, un teléfono que una maravilla tecnológica se convería en un auténtico ladrillo. ¿Quién no se ha cabreado al intentar descolgar una llamada y ver que pasan segundos y segundos sin que nuestras acciones en la pantalla sean capaces de descolgarla?
¿Quién no ha querido hacer una foto y se ha tirado 10 segundos esperando a que la dichosa aplicación de la cámara arrancara?
¿Quién no ha recibido un SMS y ha tenido que esperar un buen rato hasta poder leerlo?
Ahora, por fin, parece que Apple ha hecho los deberes y decidido que le sale más cara la mala imagen que ha dado al dejar tirados a los usuarios del iPhone 3G que lo que podrían ingresar por aquéllos que, hartos de ver cómo su iPhone agoniza, se deciden a comprar el iPhone 4. Así que se ha puesto manos a la obra y han sacado una actualización que, si bien no hace que el iPhone vuele de nuevo, sí que al menos consigue que vuelva a ser un teléfono usable.
¿Tendrá que ver el hecho de que en USA los smartphone con Android hayan superado ya en ventas al iPhone 4? Puede ser. ¿Es posible que haya un número considerable de usuarios del iPhone 3G que, indignados, se estén pasando a Android? También.
En cualquier caso, la actualización está y es más que recomendable para todos los modelos de iPhone que la soportan.
Y para todos aquellos que, como yo, estén aguantando el tirón con su 3G, aunque sólo sea porque (caramba) no están dispuestos a tirar a la basura un teléfono que debería ser tan capaz de navegar por internet, enviar y recibir mails y ejecutar aplicaciones hoy como lo era hace unos meses.